Yiya Murano: La historia detrás de la “envenenadora de Monserrat”

Yiya Murano figuraba en su partida de nacimiento como María de las Mercedes Bernardina Bolla Aponte de Murano, y hasta que se descubrió sus macabros crímenes era considerada una señora aparentemente bien, de dinero, de sociedad, y de grandes amistades.

Su obsesión por el dinero terminó convirtiéndola en una de las asesinas más recordadas de nuestro país por provocar la muerte de tres de sus amigas dándole veneno en el té con masas finas que compartió con ellas.

Yiya Murano nació en Corrientes en 1930. Era hija de una ama de casa llamada Candela y de un militar,  Camilo Bolla Aponte. Yiya siempre disfrutó del dinero, aunque no lo tuviese, siempre se sintió parte de la alta sociedad. De hecho su familia se fundió y la mujer nunca lo asimiló.

Sus padres se mudaron a Buenos Aires en busca de mejorar su situación económica y poder estabilizarse. Las personas que conocieron más de cerca a la mujer aseguran ella disfrutaba caminar por la avenida Corrientes buscando hombres elegantes y adinerados, y lo único que hacía era pasear y nadar. Se recibió de maestra pero nunca ejerció la profesión.

Yiya Murano: La historia detrás de la “envenenadora de Monserrat”

Se casó años más tarde con el adinerado abogado Antonio Murano, quién le pidió que se quedara en la casa en lugar de trabajar, petición a la que ella accedió. Su hobby era mostrarse con joyas caras y ropa de marca.

Un cambio drástico en la tranquila y acomodada vida de Yiya Murano se dió cuando la obseción por el dinero se apoderó por completo de la mujer. Tres mujeres allegadas a ella murieron misteriosamente entre el 11 de febrero y el 24 de marzo de 1979 – Nilda Gamba, Lelia Formisano de Ayala y su prima Carmen Zulema del Giorgio Venturin – y nadie sabía bien el motivo de sus fallecimientos ni quién podría ser el culpable.

Finalmente, después de una ardua investigación se descubrieron patrones comunes en las tres muertes: eran amigas de Yiya Murano, murieron envenenadas y el día anterior a su muerte se encontraron con la asesina menos sospechada.

Los investigadores muy pronto se dieron cuenta que el motivo de los asesinatos era porque Yiya Murano les debía plata por un negocio que les había propuesto, pero que en definitiva era una estafa.

Yiya usó cianuro para matar a sus víctimas, se quedaba hasta que las mujeres finalmente murieras y finalmente se mostraba como la más afectada sentimentalmente en sus velorios.  

Finalmente, la envenenadora de Monserrat fue detenida en abril de 1979, aunque negó todos los cargos y sus abogados lograron que fuera absuelta tres años después por falta de pruebas. El 18 de junio de 1985 la Sala Tercera de la Cámara del Crimen anuló el fallo anterior y la condenó a prisión perpetua.

 Sin embargo fue liberada a mediados de los 90 y comenzó a ser un show del sadismo con el que se había manejado. Fue columnista de moda de un programa y hasta almorzó con Mirtha Legrand….Si, masas finas que “La chiqui” nunca comió pero agradeció diciendo » “No como porque engordan”

Con el tiempo, y de manera increíble, Yiya Murano se había convertido en una celebridad que cobraba por dar notas y hasta firmaba autógrafos en la calle. Le fascinaba la fama, una fama que había conseguido por matar a 3 amigas a sangre fría. Sin embargo, parecía no importarle.

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