Una mujer vivió 2 años en el panteón de su difunto esposo

La insólita escena pasó hace más de una década pero volvió a viralizarse ahora. La protagonista es una mujer, que decidió mudarse a vivir al panteón donde se encontraba el cuerpo de su difunto esposo, allí tenía luz, cocina, TV y hasta wifi.

Este hecho tuvo lugar en la provincia de Corrientes y salió a la luz tras la denuncia de los vecinos del cementerio, por los ruidos que provenían de allí.  La mujer luego dio su versión de los hechos.

El difunto es Sergio Raneé Yede, que murió a la corta edad de 26 años en extrañas circunstancias, el 16 de junio de 2010. Su cuerpo fue sepultado en un panteón ubicado en el cementerio de Dos de Mayo, en la provincia de Corrientes.

Dos años más tarde los vecinos del lugar empezaron a escuchar música y otros ruidos que provenían del interior del cementerio, además de varios movimientos extraños, por lo que decidieron realizar la denuncia. Luego de esto, las autoridades realizaron una investigación en la zona y encontraron una insólita escena, la esposa del difunto estaba literalmente viviendo en el panteón de amado.

Se trataba de Adriana Villareal, de unos 40 años en ese entonces quién se había instalado en el lugar con la intención de pasar las noches al lado del cajón de quién había sido su pareja antes de que muriera.

Según se puso establecer en ese  momento, la mujer llevaba dos años viviendo en el panteón y contaba con varios servicios, como luz, cocina, TV y hasta internet.

Qué dijo la mujer luego de que se conociera su situación

“Hay que tener miedo a los vivos” dijo en una entrevista a Radio Libertad, cuando fue consultada si no le daba miedo vivir en el interior de un cementerio.

La mujer era oriunda de Argentina, pero residió un tiempo en México, por lo que tomó parte de su cultura y creencias. “Cuando la persona fallece no fallece el alma, sino solo el cuerpo físico […] Cuando se ama mucho al hombre uno puede hacer ese tipo de cosas. Mi marido se merece eso y mucho más era una persona muy buena, todo lo que puedo hacer por él es poco”, había expresado.

Además la mujer argumentó que ella se encontraba viviendo en Buenos Aires y no se encontraba en buenas condiciones económicas, por lo que en sus viajes a Misiones a ver a su difunto esposo, se le dificultaba poder pagar un hotel para hospedarse y de ahí surgió la idea de quedarse a vivir en el panteón.

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