Mataron a un chico de 16 años en Miramar, el disparo que impactó en el pecho del joven causándole la muerte fue realizado por un efectivo de la policía de la ciudad y se investiga si se trató de un hecho de gatillo fácil.
Los testigos que presenciaron el hecho comentaron que el joven iba en una moto cuando recibió el disparo. Por otro lado el agente acusado del crimen tiene 25 años y dijo que “se le escapó” el tiro. El hecho tuvo lugar el pasado viernes 10 de diciembre.
Luciano Olivera, de 16 años de edad volvía de jugar al fútbol y se dirigía de regreso a su casa en una moto según informaron los testigos, cuando en el control policial ubicado sobre avenida 9 entre las calles 32 y 34 terminó muerto por un disparo ejecutado por un policía de la provincia. Según los amigos de la victima todo comenzó cuando los efectivos intentaron identificarlo. Está en investigación lo sucedido luego, algunas de las sospechas son que el chico intentó evitar el control pero no se descarta otro tipo de situación.
El policía acusado pertenece al comando de Patrullas de la Policía Bonaerense, se llama Maximiliano Abel González y tiene 25 años. Ante las preguntas de los testigos el agente habría dicho que “se le escapó” el disparo disuadir al menor. El efectivo está acusado del delito de homicidio agravado por ser funcionario policial en cumplimiento de sus funciones y se negó a declarar este sábado ante a la fiscal Ana María Caro, que investiga la muerte de Luciano. Tras la indagatoria, el oficial de 25 años fue trasladado a la Unidad Penitenciaria 44 de Batán.
Las patrullas involucradas en el hecho son dos. Una ocupada por González y otros tres policías. Otra que llegó después a la escena del crimen. Una de ellas tiene cámara, un elemento que puede ser clave para contar con más detalles. Además desplazaron al jefe policial de Miramar, Edgardo Vulcano quién estaba a cargo de la Jefatura de Seguridad Comunal de General Alvarado. La decisión fue tomada por el Ministerio de Seguridad.
El último adiós
Familiares, amigos y vecinos de Luciano Olivera despidieron sus restos en una casa de sepelios en Miramar y posteriormente fueron inhumados en el cementerio local. El cortejo fue acompañado por una caravana de unas 500 personas y se detuvo dos cuadras antes del cementerio, en la puerta del club Once Unidos, donde la víctima jugaba al fútbol en la Sexta división.
