El recrudecimiento de la pandemia en los Estados Unidos, país que superó las 250.000 muertes por esta enfermedad, obligó a más estados y ciudades a ajustar sus medidas, incluyendo el resistido uso de tapabocas, el cierre de escuelas y la suspensión del famoso carnaval de Nueva Orleans.
Las restricciones desataron en algunos distritos las protestas de quienes cuestionan la evidencia científica que sustenta la utilidad del barbijo y del distanciamiento social y temen que las nuevas medidas maten más puestos de trabajo y cercenen sus libertades.
El alcalde de Nueva York, el republicano Bill de Blasio, anunció que las escuelas públicas de la ciudad, a las cuales asisten 1,1 millones de niños y jóvenes, volverán a cerrar sus puertas a partir del día de hoy.
Por su parte, en Iowa, la gobernadora Kim Reynolds se negó durante meses a imponer el tapabocas, pero finalmente decidió hacerlo aunque en circunstancias limitadas, convirtiéndose en la más reciente gobernadora republicana en dar marcha atrás con esa postura.