El fútbol argentino y una nueva discriminación

El folklore del fútbol argentino suele distorsionarse a menudo y pasar de una simple cargada a la discriminación. Esto fue lo que le pasó el fin de semana pasado al arquero de Gimnasia y Esgrima La Plara, Rodrigo Rey, quién recibió burlas por su dificultad para hablar.

«Mi cabeza quiere ir más rápido que mi boca», explicó Rodrigo, quién sufre una disfluencia en el habla.

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Más allá del empate en 1 que dejó el clásico de La Plata, se vio una imagen lamentable que opaca nuestro fútbol. Sobre el final del encuentro el arquero  del lobo saludó y se golpeó el escudo de Gimnasia mirando hacia la tribuna donde estaban los hinchas del Pincha. Esto provocó el enojo generalizado de los jugadores de Estudiantes y se produjo un tumulto, empujones e insultos entre ambos equipos.

¿Qué fue lo que desembocó esa reacción de Rey?: según el descargo del arquero, su reacción se debió a los gritos que recibió sobre un problema que padece desde chico.

Se trata de una disfluencia en el habla, una dificultad con la que convive desde la niñez y de la que decidió hablar tras lo sucedido el pasado domingo.

Fútbol: La entrevista de Rodrigo Rey

«Para mí no es una nota más porque es la primera vez que hablo sobre esto. El tema del habla lo traigo desde chico y convivo con esto día a día. Es una disfluencia, que algunos días está y otros no, lo principal es que nunca me frenó a nada. Conocí gente que se frena por estas cosas pero no vale la pena», expresó Rey durante una entrevista con el periodista Ariel Schvartzbard en TyC Sports.

Además agregó: «Pienso las cosas más rápido de lo que las digo. Pienso 20 cosas y después cuando las quiero decir como que me trabo. Es eso, es una traba, no repito lo que digo. Vengo con el diálogo pero mi cabeza quiere ir más rápido que mi boca. En los momentos que estoy con más presión o más líos, me trabo más. Cuando veo que me trabo en una palabra, trato de buscar un sinónimo y eso me saca».

«Cuando era chico me molestaba y me calentaba conmigo mismo. Ya de grande digo ‘ya está’. Lo pienso hoy y fue raro que no me pase de sufrir bullying. Las primeras pruebas en clase enfrente del grupo, me tocaban a mí y pensaba qué hacer, porque si pedía no pasar ya me exponía y me hacía diferente al resto. Paso y que me salga como sea. Ya la semana previa era repetir de memoria, muchos nervios, me trabé muchísimo, pero lo hice. La profe no tomó en cuenta cómo lo dije, sino qué dije, así que me puso un nueve», recordó. Y reveló: «Mi primera entrevista dije que lo hago y que salga como salga. Pero cuántos chicos hay que tienen problemas del habla y no hablan con la prensa porque les da miedo o vergüenza. Fue un día clave en mi vida, y que sea lo que tenga que ser. Estaba chivado, trabado, pero salió. Me lo planteé como el día que tenía que debutar. La última vez que fui a un fonoaudiólogo, estaba en Newell’s. Más que un tratamiento era una terapia de grupo y comprendí ahí que no hay que luchar contra esto. No tengo que luchar contra lo que tengo como que no lo quiero, es mío y lo tengo que querer, y sobre todo me tengo que querer a mí».

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