Una topadora aplastó a más de 300 ejemplares de pingüinos compuestos por pichones y huevo en Punta Tombo. Esta masacre conmueve a nivel nacional y también llega a entidades internacionales, dado que se trata de un área de gran valor natural y es protegida por la UNESCO.
Detrás de la brutal matanza se encuentra una historia de disputa familiar, más precisamente de una pelea entre hermanos. En un primer momento Luis Alberto La Regina, dueño del campo “La Perla”, denunció el viernes pasado la usurpación de 40 hectáreas de su campo donde un hombre trazó un camino con una topadora y aplastó a más de 300 ejemplares compuestos por crías y huevos. Sin embargo lo que se desconocía es que el denunciado se trataba de su hermano.
Todo comenzó cuando el viernes pasado La Regina advirtió que habían corrido el alambrado de su propiedad y además habían trazado un camino con una moto niveladora, provocando una gran matanza de nidos de pingüinos. Luego de esto el hombre dio aviso a los guardafaunas, el Ministerio de Turismo y Áreas Protegidas de Chubut, quienes dieron curso a la denuncia penal. Sin embargo las autoridades señalaron que el denunciado fue declarado judicialmente insano y la responsabilidad del hecho recayó sobre su hijo, quién tiene la tutela lugar del hombre.
Lo que en principio era una usurpación de campo se convirtió luego una masacre ambiental que generó repudio internacional y la intervención de las organizaciones de defensa de la flora y fauna.
Si bien el campo en cuestión no forma parte del área protegida de Punta Tombo, es de gran valor internacional ya que se encuentra dentro de la Reserva de Biosfera de UNESCO, “Patagonia Azul”, creada en 2015. La matanza de pingüinos no sólo se produjo por el paso de la topadora sino que también se dio por un alambre que el denunciado electrificó con un panel solar.
