Chinear, una práctica que es considera «cultural» por las autoridades del norte argentino pero que aterra a las niñas wichis.
El 12 de enero fue encontrada muerta a la orilla de la ruta 81 Pamela Julia Flores, una niña de 12 años
perteneciente a la comunidad Wichi en el norte de Salta. La niña tiene aparentes lesiones de abuso sexual y los familiares relatan que se trata de una práctica común: salir a chinear. Su caso se suma al de muchas chicas que padecieron la práctica de chinear.
La práctica salir a chinear nace en la colonización: «Mientras estaba en la barca, hice cautiva a una hermosísima mujer caribe, que el susodicho Almirante me regaló, y después que la hube llevado a mi camarote, y estando ella desnuda según es su costumbre, sentí deseos de holgar con ella. Quise cumplir mi deseo pero ella no lo consintió y me dio tal trato con sus uñas que hubiera preferido no haber empezado nunca. Pero al ver esto (y para contártelo todo hasta el final), tomé una cuerda y le di de azotes, después de los cuales echó grandes gritos, tales que no hubieras podido creer tus oídos. Finalmente llegamos a estar tan de acuerdo que parecía haber sido criada en una escuela de putas.» Este es el primer relato sobre en una violación en suelo americano y desde donde antropólogos marcan el inicio de la práctica conocida como salir a chinear.
Así la palabra calza su origen en el cómo se llamaban a las mujeres de los pueblos originarios o mujeres mestizas: china. En el año 2008, el Tribunal Superior de Formosa declaró que «Chinear refiere al acto de tener relaciones sexuales con una china sin importar su consentimiento; y chinero, en alusión al hombre que tiene afición por chinear».
Ana Sandoval es psicóloga del Ministerio Público Fiscal de la Defensa de Salta y declaró que «Es común escuchar entre grupos de amigos: ‘¿Te vas al monte?’, y la pregunta siguiente: ‘¿Te vas a chinear? ¿Te están esperando las chinas?’. La pregunta, hecha como un chiste, siempre tiene como respuesta una risa acusando recibo. Así, algo intolerable se vuelve tolerable y se naturaliza».
La naturalización de un acto aberrante hace que inclusive las autoridades la califiquen como «cultural» y no tome la importancia necesaria. Duante marzo del año 2020, se realizó una campaña contra la palabra chinear ya que era usada como sinónimo de una expresión cultural cuando la realidad se separa mucho de éso: ésto es la violación sistemática y en manada de niñas de la zona chaqueña.
«Hay un doble crimen, el del violador hacia el cuerpito de las niñes y el silenciamiento social racista, que asume que es cultural y que está bien que los criollos que tienen cierto poder político y social violen a las nenas de entre 8 y 10 años», opinó Moira Millán luchadora social del Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir.
Chinear en las noticias: primer caso público
Juana, como se llamó a la víctima para proteger su identidad, fue el primer caso público de una violación en manada. Antes de ella las denuncias no salían a la luz ya que no eran tomadas por las autoridades del norte de la Argentina por ser considerado algo cultural.
Su caso fue muy fuerte dado que se trataba de una chica con discapacidad intelectual a quien se le practicó un interrupción del embarazo. Juana tenía 13 años para aquel entonces (año 2016). El caso estremeció al país ya que no sólo se trataba de un embarazo si no de una violación en manada.
El 29 de noviembre del año 2015, dos niñas vieron a Juana caminar por la canchita de Alto La Sierra, cuando dos hombre se acercaron a ella, la tomaron de la mano y la llevaron «a un montecito». Las niñas declararon que intentaron ayudar a Juana pero que los hombres las empujaron. Juana apareció, luego en la misma canchita en posición fetal.
La madre de las nenas declaró que “no sabe quiénes son los changos (que la atacaron), sabe que primero vinieron dos y la ramearon, y después vinieron otros y otros”.
El caso de Juana abrió los ojos del país sobre una realidad una palabra que era muy conocida en el norte argentino: chinear como sinónimo de violación en manada.
