El 14 de febrero se celebra el día de San Valentín, una jornada destinada a los enamorados. Esta festividad tiene su origen en la tradición religiosa, basada más en una leyenda que en un hecho histórico.
Según cuenta la leyenda en el siglo III un sacerdote llamado Valentín se enfrentó a una orden del entonces emperador Claudio II, que impedía el matrimonio a los varones jóvenes bajo el argumento de que serían mejores soldados si no tenían un vínculo amoroso que los distrajera. En paralelo, Valentín casaba parejas enamoradas según el rito católico en secreto, hasta que fue descubierto y ejecutado bajo martirio.
El sacerdote fue enterrado en Roma y sobre su tumba se construyó una basílica por orden del papa Julio I. Además, existe otra tradición que identifica a San Valentín con el obispo de Terni, una ciudad situada a 100 kilómetros al norte de Roma, quien también fue decapitado en un momento de persecución a los cristianos.
Existe la posibilidad que ambas historias sean dos versiones de la misma persona. Pero también un tercer San Valentín que habría sido martirizado en África, según la Enciclopedia Católica.
La iglesia Católica veneró a San Valentín cada 14 de febrero desde el siglo V hasta 19698, cuando el Concilio Vaticano II lo borró del santoral por considerar que no había pruebas suficientes de la existencia de ese santo perdido en el confín de los tiempos.
De todos modos, cada 14 de febrero se celebra ya como una fiesta popular naturalizada en las distintas sociedades, el día de los enamorados.
Hay quienes creen que fue durante la Edad Media cuando San Valentín se asoció al amor romántico, dando lugar a la imposición del mártir como patrono de los enamorados. La fábula fue creciendo y hoy continúa.